sábado, 14 de abril de 2012

El incierto prestigio de un autor

Miró, Dalí o Max Ernst jamás podrían pensar que muchos de sus cuadros iban a ser superados económicamente con tanta rapidez por las obras de un artista inglés nacido a mediados de los años sesenta.  Éste es Damien Hirst. A Damien Hirst se le ha considerado uno de los integrantes de los Young British Artist, siendo el más prolífico de todos ellos. Sus obras, controvertidas y polémicas han ocupado páginas de crítica y crónica en revistas como TIME o periódicos como The Economist, El País o Le Monde.

Siempre se le ha caracterizado como un artista capaz de atraer focos, cámaras, micrófonos y demás artilugios creados para un fin mediático. Ahora con los Juegos Olímpicos que se van a celebrar en su país, no podía desaprovechar tal oportunidad y ha vuelto a situarse en el punto de mira de todas las secciones de cultura del mundo. El comité de organización de los JJ.OO de Londres 2012, con la intención de amenizar dicho acontecimiento ha decidido crear distintos eventos culturales, entre los que destaca, la exposición que Hirst muestra al público por la económica cifra de 15 libras.

Al Tate Modern de Londres (lugar donde se expone la obra de Damien Hirst) han llegado casi todas sus obras. Algunas más vistosas, otras más espectaculares pero todas cargadas de ese contexto tan difícil y polémico que las rodea. Los curiosos amantes del arte que se aproximen por el Tate Modern se encontrarán desde un tiburón a una calavera recubierta de diamantes, que les transmitirán la inseguridad y el miedo a la muerte que intenta focalizar el autor británico. Sin embargo, estas dos obras tienen otra historia, una intrahistoria. Tras una urna de cristal gigantesca y rellena de formol está situado un impresionante tiburón tigre. Este tiburón, que representa al miedo fosilizado del inconsciente colectivo, fue comprado por 14 millones de euros. La calavera, por su parte, se trata de un cráneo humano vestido de diamantes y que fue  comprada por 75 millones de euros. Esto hizo hace unos años de Damien Hirst un seguro patrimonial y una inversión rentable y segura de cara al futuro. Sus obras se revaloraban y los precios de salida en las subastas de todo el mundo partían desde cifras que alcanzaban los seis ceros.

Sin embargo, los precios de salida, en la actualidad, reflejan el estancamiento de este autor. De las cifras millonarias, dichos precios han caído a los casi 40.000 euros. Ya hay algunos que catalogan sus obras como unas auténticas "inversiones subprime" y las críticas se han cebado con el hombre que ostenta el título de autor vivo más caro. La compra de sus obras se ha desplomado a causa de las distintas críticas y a la reducción de galerías de arte que demandan sus servicios. Agarrarse a un clavo ardiendo es lo que le queda a Damien Hirst y si la ayuda proviene de una de las galerías de arte más importantes del mundo, sus brazos siempre estarán abiertos. El Tate Modern y los Juegos Olímpicos con esta exposición le han dado un capotazo a Hirst con el objetivo de poner a este autor otra vez entre la élite del arte mundial. El desenlace de una faena que intenta enderezar un barco que parecía hundido. No obstante, el futuro es incierto y el prestigio de Damien Hirst cuelga de un finísimo hilo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario