martes, 30 de agosto de 2011

Con los mismos tintes. Siempre.

Afirmar de haber sentido el miedo nunca será comparable a haberlo sufrido. Miedo a fracasar, miedo a vivir, miedo a ser, miedo al propio miedo.
Crujir los dedos en tal situación me era totalmente necesario. Un tumulto de hormigas se abalanzaban por mi boca y descendían hasta mis piernas. Tus entrecerrados ojos verdosos aparecían entre el fondo grisáceo de mi mente. Mi silencio era un vasto viento que se arrojaba sobre el seco lecho de un río. Mientras balbuceaba tu te comías todas las palabras que intentaban evitarme
Las punta de mi pluma nunca soportará la presión de tus labios sobre mi carta e inevitablemente quebrará. Las palabras que sabían al dulzor de la sal se caerán sin pensar en la gravedad o en la inercia. Ahora un diccionario de decepción y de sorpresa ocupa el lugar más céntrico de mi estantería.
Lo evidente en ocasiones puede ser de lo más predecible.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Nocturno.2


Anoche soñé.
Pequeñas lágrimas de limón brotaban de mis vacías cuencas, refrescando profundamente las heridas de mi cara. Lástima que estas se evaporaran justo antes de llegar a la comisura de mis labios, hubiese sido algo de lo más ácido.
Todo fue culpa de los utópicos besos que buscaban a Venus, caricias que intentaban encontrar aquellos clarividentes ojos, quimeras que tenian como protagonista a la mayor musa del olimpo.
La crueldad, sin tiempo para reaccionar, sesgó todo atisbo de esperanza. La muerte, por su parte, hizo acto de presencia y el verdor cubrió mis sienes. Brumas llenas de un asfixiante hedor a cal y a cieno poblaron todo el ambiente de una espesa sensación de angustia.
Lamentarse ahora es la única opción. Todos los ejes se alejan de una forma un tanto burlesca.
Olvidar es un arma que en este tipo de casos ayudaría a provocar la melancolía.
La memoria me prepara un pequeño ataúd para mi trozo de alma.
Que hermoso hubiese sido todo si fuésemos , pero el hostil egoísmo nos conforma.
Anoche soñé que, efectivamente, soñaba.

Hablemos de preámbulos


Me encuentro solo, acostado en mi solitaria cama. La oscuridad esta cortada por unos pequeños rayos de luz que cruzan las rejillas de una persiana. El calor hace mella en mi frente. Un estruendoso relámpago hace tiritar mis dedos. Aires de tierras lejanas me atosigan. El ácido limonero deja caer lentamente sus verdes hojas
Reflexionar en tal estado ya es un acto puramente reflejo.
La existencia ya sólo se limita a pluma y a papel.

Moción de entrada.

Quimerar es muy facil sin tener unos objetivos premeditados. Añorar el futuro podría ser mucho más llevadero sin el esfuerzo, pero no hay calma sin tormenta. Fecundar un blog no es sólo un mero pasatiempo en el que escribir unas cuantas cosas sin pensar qué repercusión tendrán, sino un espacio de formación complementaria, un tu con yo, un dios sin existir pero siendo.
Mi vida hasta ahora ha estado llena de proyectos que se quedan a la mitad, de amores deseables que se quedaron en deseo y nada más, en muecas de asco y repugancia ante la sociedad y ante la oquedad de mentes.
Por ello brindo esta primera nota por el santo y seña que presidirá toda mi interiorización exteriorizada.